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¿Cómo saber si estoy humanizando a mi perro? ¿Es malo humanizar a mi perro?

¿Cómo saber si estoy humanizando a mi perro? ¿Es malo humanizar a mi perro?

Tener una mascota no es lo que era hace 20 años atrás

Nuestra forma de relacionarnos con los animales ha cambiado en virtud de los múltiples avances que se han observado en el campo de la tenencia de mascotas: Estudios respecto a su capacidad sintiente, comportamientos y beneficios para nuestra salud física y mental; además del establecimiento de leyes en cuanto a la tenencia responsable de mascotas y al estándar mínimo que se requiere para su cuidado, han contribuido a la conformación de esa nueva forma de relación.

Hoy nos sentimos mucho más cercanos a nuestras mascotas

Ya no son solo perros guardianes, gatos que viven en el patio o conejos que se compran como una atracción momentánea, sino que los animales pasan a formar parte esencial de nuestras vidas y entornos familiares, acompañándonos en prácticamente todas las actividades que realizamos diariamente, además de tener peso en nuestras decisiones habitacionales, laborales y personales.

Asimismo, cada vez son más las personas que han optado por posponer o remover totalmente la parentalidad de su plan de vida, dando esto como resultado un aumento en la cantidad de recursos y tiempo que la gente está dispuesta a invertir en el cuidado de sus mascotas, atendiéndolos como si se tratasen de sus propios hijos.

Sin embargo… ¿Dónde está la línea? ¿Es posible que a partir de la reorganización del rol de las mascotas en nuestra vida estemos, en realidad, haciéndoles un daño?

En qué consiste humanizar a una mascota

La humanización o antropomorfismo es “asignar emociones, características, actitudes e inteligencia típicas del ser humano a los animales”, y pese a que esto suena como un avance ante la antigua idea de la mascota como un “objeto”, debes tener en consideración lo siguiente:

Al comprender y cuidar a mi mascota desde un prisma humano, estoy negándome a la posibilidad de comprender y cuidar a mi mascota desde las necesidades propias de su especie e individualidad.

Muchas veces, a causa de ello, a las mascotas humanizadas se les comprende, educa y exigen comportamientos humanos, restringiéndoles expresar las conductas y suplir las necesidades naturales de su especie.

Como sé que es un tema que genera polémica, quiero darte algunos ejemplos de humanización y de cómo esta puede interferir en la esencia natural de tu mascota:

Poppy siempre ha sido excesivamente humanizado por su familia. Desde cachorro se le han enseñado conductas propias del ser humano y se le han negado comportamientos de su especie (como ladrar, revolcarse en la tierra, oler a otros perros o hacer agujeros).

Cuando Poppy quiere hacer “cosas de perro” le dicen que se porta mal, y sin buscar redirigir estas conductas de forma adaptativa, su familia busca suprimirlas mediante sedantes para mascotas, encerrarlo, bañarlo obsesivamente, entre otros… Eso es humanizar.

Ojo, no siempre la humanización es tan extrema. A veces tiene que ver con la forma en la que comprendemos las acciones de nuestra mascota. Por ejemplo:

Ludo es un gatito que no deja de marcar las paredes con orina desde que la familia adoptó a Panqueque, el nuevo gatito. Su mamá, agotada de esta conducta, la comprende desde un prisma emocional humano pensando que lo hace porque “la odia”, “quiere hacerle la vida imposible” o “se está vengando porque adoptó a Panqueque”.

Esta forma de comprender su conducta deja de lado opciones que serían lógicas desde un prisma felino, por ejemplo, que Ludo ha visto amenazado su territorio e intenta dejar en claro que esa es su casa marcándola con su aroma; todo debido a que no se ha realizado un adecuado proceso de adaptación en los tiempos que un gato necesita.

Estos son ejemplos algunos ejemplos de la humanización en mascotas que nos dejan en claro algunas cosas: Primero, que humanizar no es sinónimo de consentir o cuidar a nuestras mascotas, y segundo, que puede tener graves consecuencias para los peluditos.

¿Cómo saber si estoy humanizando a mi mascota?


Una forma fácil de saber si estoy humanizando a mi mascota es preguntarme, primero, si estoy tratando a mi mascota como lo necesita o “como yo creo” que lo necesita. Esto nos ayudará a ver si los cuidados que proporcionas a tu mascota nacen desde un prisma humano o desde las necesidades de su especie.

Luego de esto, será de suma importancia que te preguntes si la forma en que cuidas a tu mascota pudiese estar restringiendo que tu mascota exprese conductas propias de su especie. Claramente, si la respuesta es afirmativa, sabrás que has estado enfocando tu cuidado desde la humanización.

Señales de que estoy humanizando a mi mascota

Hay algunas conductas que muchas veces se relacionan con la humanización, y pese a que no siempre estas conductas serán sinónimo de la misma, es necesario conocerlas para poder evaluar caso a caso si existe un nivel de humanización que pudiese resultar perjudicial para tu mascota.

Vestirle: Ojo aquí, utilizar ropita de invierno no se considera como un exceso de humanización, sin embargo, tener una colección completa, accesorios humanos o no poder salir de casa sin ropa serían indicativos de que pudiese existir humanización en tu mascota.

Adornarlos: Pinches demasiado pesados o que tensen mucho el pelaje, accesorios como gorros, carteras, mini mochilas o gafas para tu mascota pudiesen ser indicativo de estás humanizando a tu mascota. Mismo caso con los tatuajes o tintes para mascotas.

Pasearlo en carrito, cartera o en brazos: Ojo aquí, si tu perro o gato es senior o tiene dificultades para el movimiento que impidan los paseos a pie, consideramos que tomar estas alternativas no se trata de humanizar; sin embargo, si tu mascota es joven y no tiene dificultades de salud que le impidan caminar, pasearlo en carrito, cartera o en brazos pudiese ser una señal de humanización.

Compartir comida: La dieta de cada especie es distinta. Salvo algunos alimentos específicos, dar de tu comida a tu mascota puede ocasionar graves daños a su salud, sumado a que es una clara señal de humanización.

Enseñarle a usar el WC: Muchos perros y gatos actualmente han sido entrenados para utilizar la taza del baño. Lamentablemente, esta es una clara muestra de cómo los seres humanos pueden ser capaces de eliminar la forma natural en que los animales se enfrentan a sus necesidades básicas, sin mencionar que puede ser peligroso en caso que caigan al agua.

Hacerle pet influencer: Ojo aquí, ya que creo que todos sabemos que ninguna mascota necesita una red social. Aquí yo pondría el énfasis en cómo se lleva adelante la participación de la mascota en su red social, si debe realizar conductas, posar o probar productos que no le acomodan ni gustan solo por el fin de ser influencer.

Forzarlos a una higiene excesiva: Cada especie tiene su forma de mantener la higiene. En el caso de los perros los expertos señalan que pueden bañarse una vez por mes. La higiene excesiva consistiría en bañar, limpiar o evitar que tu mascota se ensucie de forma excesiva, incluso pudiendo producirle daños en la piel o restándolos de actividades propias de su especie por temor a la suciedad.

Sobreprotegerlos: Se trata de suponer que tu mascota no puede hacer ciertas cosas y no darle la oportunidad de hacerlo, por ejemplo, cuando hablábamos del paseo en cochecito. Probablemente tu mascota podría pasear a pie si se lo permitieran, pero aquí hay una clara humanización en la mascota.

Una frase útil que te ayudará a saber: “Es un perro, no un bebé”


Si te han dicho frases como “es un perro, no un bebé”, es muy probable que te hayas sentido molesto e incomprendido en cuanto al amor y cuidado que le entregas a tu mascota diariamente.

Mucha gente, especialmente de generaciones anteriores, tiene dificultades para reescribir la forma en que humanos y animales se relacionan, ya que esta era muy distinta 20, 10 o 5 años atrás; sin embargo, algo que tal vez no sabes es que hay algo de sabiduría ahí.

Esta frase puede ser realmente útil a la hora de establecer los límites saludables en la relación con tu peludito, porque efectivamente nos entrega un mensaje muy importante: Un perro es un perro, y por tanto, tiene necesidades de perro que deben ser satisfechas con productos para perro.

Si estás comprendiendo las conductas de tu perro, gato o cualquier mascota en base a necesidades, ropa, alimentos, productos, acciones o actitudes basadas en el mundo humano, lo más probable es que estés humanizando a tu mascota.

¿Es bueno o malo humanizar a mi mascota?

Visto del lado positivo, la humanización es una excelente herramienta para potenciar la empatía hacia los animales. Así nos es más fácil proporcionar a nuestras mascotas todo el afecto que merecen, cuidándolos y atendiéndolos con más rapidez.

Asimismo, nos permite compartir más fácilmente con nuestra mascota el día a día: al humanizarlos, ellos logran participar de actividades que antes se reservaban propiamente para los humanos, como las vacaciones, los paseos, los deportes y mucho más.

Sin embargo, una cosa es cuidar a tu mascota y otra es pasar a llevar su esencia animal. Al imponer a tu mascota “supuestas” necesidades que son inherentes a las personas, trastocas su naturaleza y comienzas a restarle peso a cosas que realmente son importantes para ellos.

A partir de esto, muchos movimientos animalistas se han alzado el último tiempo a señalar a la humanización como una de las nuevas formas de maltrato animal, especialmente cuando tenemos en claro que puede generar efectos negativos en su salud mental y comportamiento.

Debemos tener en cuenta que los animales tienen sus propias necesidades y motivaciones, a veces muy diferentes a las de los seres humanos. El que tratemos a nuestra mascota como un miembro de nuestra familia no es malo, siempre y cuando sepamos que somos dos especies diferentes.

Posibles efectos de humanizar a mi mascota:

Últimamente los etólogos han descrito posibles consecuencias de la humanización en mascotas, observando patrones claros a la hora de analizar el comportamiento de animales que habían sido humanizados por sus familias:

Agresividad: Esto principalmente debido a que se ha establecido una relación simétrica con la mascota, por lo cual la mascota tiene la virtud de exigir, molestarse y hasta tener conductas agresivas cuando no logra lo que desea.

Ansiedad por separación: Uno de los efectos más difíciles de tratar, debido a que se genera una dependencia física y emocional con el humano, teniendo dificultades para la autorregulación cuando la mascota se encuentra por sí misma. Muchas veces la mascota llora, sufre palpitaciones, tiembla, defeca en cualquier parte o rompe cosas cuando no está su humano.

Estrés: Muchas veces el estrés viene de la imposibilidad de seguir sus propios instintos, lo que causa un estado de frustración permanente que disminuye su bienestar, apareciendo conductas de compensación del estrés como ladridos, lamidas excesivas, sarpullidos, entre otras.

Miedo: Especialmente en casos de sobreprotección, los animales generan miedo e inseguridad, teniendo dificultades para la autorregulación en entornos donde deben enfrentarse solos a situaciones desconocidas.

Problemas de socialización: en casos en que se ha negado el contacto con otras mascotas, es común que existan dificultades para acercarse a otros animales de forma amigable, pudiendo existir riesgo de conflicto.

Problemas para respetar las normas: Los seres humanos poseen más libertades que los animales al interior del hogar, por lo mismo, las mascotas humanizadas pudiesen tener dificultades para aceptar las normas de la casa, siendo difícil establecer límites.

Sobrepeso y obesidad: Esto es muy común en animales humanizados que suelen consumir la comida de sus familias, o que tienen pocas oportunidades para hacer ejercicio al pasar gran parte de sus paseos en brazos, carritos o bolsos.

¿Por qué ocurre la humanización?

Los animales han pasado de estar en las familias a ser una parte muy importante de ellas. A partir de estos, muchos dueños no saben todavía cómo cuidar de sus mascotas, y traspasan la línea entre cuidado y humanización.

¿Aún puedes corregir la humanización?

Aún es posible devolver a tu mascota la libertad de expresarse espontáneamente con las conductas propias de su raza. Para ello, es imprescindible que puedas dar cuenta de si estás humanizando a tu mascota.

A partir de ello, te recomiendo muchísimo contactar con un etólogo de confianza que te ayude a establecer un plan de tratamiento.

Tú serás pieza clave: Dale comida formulada para animales de su raza, permítele ir de paseo con libertad, socializar y jugar con otros animales. ¡Déjalo ser y disfrútalo!

Resumiendo…

La humanización afecta negativamente la calidad de vida de los animales y personas, viciando su relación y generando múltiples dificultades.

Debemos intentar mantener un nivel bajo de humanización en nuestras mascotas, ya que esto nos permitirá estar más atentos a sus propias necesidades, utilizando nuestro potencial humano no para imponerles determinadas necesidades o comportamientos que realmente no les pertenecen, sino para buscar cuidarlos desde lo que realmente necesitan día a día.